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Plantas xerófilas o plantas del desierto

5 de juli de 2021

Hojas muy gruesas que en algunos casos tienden a enrollarse, tallos gruesos y un puñado de contornos particulares hacen de estas plantas las reinas del desierto. Hablamos de las plantas xerófilas que son conocidas también como plantas del desierto debido a que ese es uno de sus hábitats naturales.

Son plantas que se desarrollan en condiciones adversas, con climas áridos y secos que obligan a una adaptación especial. Sigue leyendo para descubrir cuáles son estas y cómo se han adaptado al ambiente para sobrevivir.

¿Qué son las plantas xerófilas?

Plantas xerófilas, principalmente monocotiledóneas, en hábitat

Las plantas xerófilas o simplemente xerófitas son plantas especializadas, es decir, plantas que a lo largo de su evolución han desarrollado mecanismos de adaptación para así soportar las condiciones adversas en las que viven como la aridez típica de los desiertos o la dificultad para conseguir agua creciendo sobre un árbol.

Así es como a lo largo del tiempo y a medida en que evolucionaron las distintas especies se han vuelto resistentes a partir de ciertos cambios. Lo curioso es que pueden pertenecer a diferentes familias nada emparentadas, pues el único rasgo que comparten es, precisamente, esta capacidad de adaptación. Es por eso que resuelven los inconvenientes del ambiente que los rodea desarrollando variadas estrategias. Encontramos plantas xerófilas en grupos tan distantes como los helechos y afines, las cícadas, las gnétidas, las coníferas y gran cantidad de monocotiledóneas y dicotiledóneas.

¿Cuáles son las plantas xerófilas?

Como hemos dicho antes, encontramos xerófitas en todo tipo de plantas, puesto que solo se trata de las especies que se han adaptado a la sequía. Puesto que es imposible hacer una lista con todas las especies que existen, las vamos a separar en varios grupos:

Plantas suculentas

Estas suculentas son plantas xerófitas

Son simplemente plantas que acumulan mucha agua en sus tejidos. De esta forma suelen poder pasar bastante tiempo sin un aporte de agua, pero esto no es siempre cierto. Aunque la gran mayoría de suculentas son xerófilas, no todas lo son. Por ejemplo, Crassula aquatica es una planta suculenta que vive en zonas húmedas, y pertenece a la familia principal de suculentas, Crassulaceae. El género Salicornia también son plantas suculentas que viven asociadas al agua, pero en este caso a agua salada (halófitas). Entre las que sí son xerófitas nos encontramos de nuevo, plantas que no están nada emparentadas:

Monocotiledóneas suculentas

Dracaena cinnabari, una suculenta monocotiledónea

Dentro de las monocotiledóneas podemos encontrar la familia Asparagaceae, la principal familia de suculentas monocotiledóneas (formada casi exclusivamente por plantas xerófilas) donde encontramos los dragos (Dracaena spp.), las yucas (Yucca spp.), los agaves (Agave spp.) y otras plantas similares, así como otras plantas con la parte suculenta enterrada, como los espárragos (Asparagus spp.) con sus raíces tuberosas o algunas bulbosas.

Otra familia importante de suculentas es Xanthorrhoeaceae (la de los aloes y asfódelos). En el resto de familias de monocotiledóneas, la parte suculenta tiende a estar enterrada, por lo que hay discusión sobre si se deben considerar suculentas o no. En otras, como Musaceae o Araceae lo que tienen es un parénquima aerífero que acumula aire saturado de agua, por lo que también existe discusión, pero xerófitas no son.

Dicotiledóneas suculentas

Dentro de las dicotiledóneas tenemos a los famosos cactus (familia Cactaceae), a las crasuláceas (familia Crassulaceae), a las euphorbias (género Euphorbia, aunque existen especies suculentas y otras que no lo son), a las piedras vivas, uña de gato y otras aizoáceas (Aizoaceae) y otras muchas familias con especies sueltas que son suculentas, como los senecios y similares (parte de Asteraceae), las asclepiadoides, Pachypodium y Adenium (Apocynaceae), etc.

Otras suculentas

También encontramos unas pocas suculentas entre las gimnospermas (plantas con semillas pero sin fruto), específicamente el género Ephedra y algunas cícadas. Aunque estas plantas se suelen ignorar al hablar de suculentas, como xerófitas son sin duda, hablaremos de ellas más adelante.

HalófitasSuculentas halófilas y xerófilas

Estas son plantas adaptadas a vivir en zonas con una elevada cantidad de sal. Esto hace pensar a mucha gente que también aguantan la sequía, pero esto no tiene por qué ser así. Desde luego existen plantas halófitas que también son xerófitas, como Atriplex halimus, Suaeda vera, Tamarix spp., Astrophytum asterias o gran parte de las plantas de los ecosistemas dunares costeros, pero es importante no confundir halófito con xerófito puesto que las adaptaciones son diferentes, aunque puedan presentar las dos a la vez. Los halófitos tienden a acumular sal, lo que eleva su presión osmótica y les permite absorber agua salada, para lo cual necesitan mecanismos que les permitan expulsarla sin añadirla a su metabolismo. En gran parte de los casos eso requiere un aporte continuo de agua, como en los mangles o la salicornia. Muchas de estas plantas son además suculentas pero no toleran la sequía.

Epífitas

Tillandsia creciendo sobre árbol

Las epífitas son plantas que crecen encima de otros árboles pero consiguen el agua por sus propios medios. Esto implica que necesitan adaptaciones para obtener el agua del aire. Las epífitas más conocidas son las bromeliáceas, que presentan dos adaptaciones principales: las de gran tamaño colocan las hojas en forma de vaso para acumular el agua de lluvia e ir gastándola poco a poco. Las de menor tamaño (Tillandsia spp.) presentan unos pelillos en las hojas que captan el agua del ambiente. Curiosamente esta adaptación permite a dos especies de este género vivir en pleno desierto de Atacama, el lugar más árido del planeta.

Otras epífitas como los musgos adquieren un estado de latencia cuando no hay agua presente, activándose solo cuando se mojan. Una adaptación interesantísima y única es la de la Myrmecodia o planta hormiguero, que forma en su grueso tallo galerías para que utilicen las hormigas y se hidrata gracias a sus excreciones y su respiración.

Muchas otras simplemente obtienen el agua de la humedad que se acumula en el tronco del árbol en el que están creciendo y no necesitan ser xerófitas. En climas más secos donde no existen epífitas, no es difícil ver alguna xerófita como una higuera, una chumbera o un agave creciendo en un hueco del tronco de un árbol.

MonocotiledóneasHyphaene una planta xerófila africana

Como hemos dicho antes, dentro de las monocotiledóneas existen numerosas plantas suculentas (aunque no todas ellas son plantas xerófilas), sin embargo, también existen muchísimas especies de xerófitas que no son suculentas.

Los ejemplos más típicos son las palmeras procedentes de climas secos, como casi todo el género Phoenix (donde encontramos la palmera canaria y la datilera), el palmito europeo (Chamaerops humilis), las washingtonias (Washingtonia rubusta y Washingtonia filifera), Nannorrhops ritchieana, Hyphaene spp., etc.

Gran parte de las gramíneas (familia Poaceae) son también xerófitas, aunque están perfectamente adaptadas a crecer también en zonas inundadas. La adaptación principal de muchas de ellas es crecer y fructificar rápido, en solo el par de meses que tienen suficiente agua a su disposición. Otras directamente son perennes y tienen un metabolismo que les permite consumir muy poca agua, como la grama, los pennisetum o los plumeros (Cortaderia spp.).

Dicotiledóneas

El bosque mediterráneo tiene plantas xerófilas

Además de las suculentas, aquí encontramos también numerosas xerófitas no suculentas, como gran parte de Fabaceae (las leguminosas, como las acacias, falsas acacias y muchos arbustos mediterráneos y de desiertos), Lamiaceae (romero, tomillo…), Asteraceae (santolina, margaritas, girasoles,…), Malvaceae (malvas, baobabs…), Fagaceae (encinas, coscojas, robles…), Apiaceae (perejil y otras umbelíferas), etc. Todo el matorral mediterráneo y gran parte del bosque mediterráneo (excluyendo los pinos, que son coníferas) está formado por dicotiledóneas xerófilas.

Gimnospermas

Welwitschia mirabilis, una planta xerófila

Aquí encontramos plantas de lo más diversas. Los grupos principales de gimnospermas son las coníferas, las cícadas, las gnétidas y el Ginkgo biloba. Encontramos plantas xerófilas en los tres primeros.

Dentro de las coníferas, las xerófilas más importantes se encuentran en las familias Pinaceae y Cupressaceae, siendo los pinos y los cipreses respectivamente. Los pinos (Pinus spp.) suelen ser todos más o menos xerófilos, con sus hojas con forma de aguja y rígidas para reducir la evaporación. En general los pinos de hojas rígidas toleran mejor la sequía que los de hojas colgantes, pero no siempre es así. Las adaptaciones principales de las cupresáceas son las hojas reducidas a escamas para minimizar la superficie de evaporación y las raíces profundas, aunque solo son xerófitas algunas especies, como casi todo el género Cupressus (cipreses), el género Juniperus (enebros y sabinas) y algunos más, siendo otros como las secuoyas (Sequoia, Metasequia y Sequoiadendron), los cipreses calvos (Taxodium spp.) y los sugis (Cryptomeria japonica) plantas que necesitan un suministro constante de agua.

En las cícadas nos encontramos plantas principalmente tropicales, con un aspecto intermedio entre un helecho y una palmera. Algunas de ellas, como el género Encephalartos, soportan una gran cantidad de sequía con sus hojas rígidas con foliolos espinosos (son siempre de hoja compuesta) y sus gruesos troncos llenos de agua. Se pueden considerar suculentas.

Las gnétidas son un grupo bastante diverso y raro formado por la única gimnosperma trepadora (Gnetum spp.), la única planta que crece alargando sus dos únicas hojas (Welwitschia mirabilis) y la hierba de las coyunturas (Ephedra spp.). Solo son xerófitas las dos últimas, pudiendo considerarse las ephedras también suculentas. La Welwitschia es una verdadera planta del desierto, siendo endémica del desierto de Namib, donde consigue el agua gracias al rocío que se acumula en sus dos grandes hojas. En el caso de Ephedra, están asociadas a la zona mediterránea, aunque también podemos encontrarlas en algunos desiertos y semidesiertos de Norteamérica. Carece de hojas, y tiene unos tallos verdes que crecen por segmentos.

Plantas productoras de esporas

Selaginella xerófila

Este tipo de plantas (helechos, musgos…) casi siempre están asociadas a zonas muy húmedas, pero curiosamente existen especies que crecen en desiertos. Incluso las que habitan en esos lugares son incapaces de retener agua. Esto les obliga a estar en un estado de reposo hasta que vienen las lluvias. El ejemplo típico es la falsa rosa de Jericó, Selaginella lepidophylla, un licopodio endémico del desierto de Chihuahua. La mayoría de estas increíbles plantas crecen a la sombra de rocas, donde más tiempo se mantiene la humedad tras las lluvias. Sin embargo, las selaginellas xerófilas crecen sobre las rocas, donde les da de lleno el sol achicharrante. Gran parte de la familia de helechos Pteridaceae está compuesta por plantas xerófilas que habitan desiertos norteamericanos.

Otro ejemplo tal vez menos impresionante son los numerosos musgos epífitos que crecen en los bosques mediterráneos. Estas plantas presentan esa misma adaptación, permanecen en letargo secos y aparentemente muertos hasta que llega el agua y se hidratan. Suelen crecer en la cara norte de los árboles, donde no suele dar el sol y se acumula más la humedad.

Mecanismos de adaptación de las plantas xerófilas

Colletia paradoxa, una planta xerófila sin hojas con los tallos aplanados.

Para soportar las condiciones de sequía estas plantas han desarrollado diversos mecanismos que podemos colocar en dos grupos:

Adaptaciones fisiológicas

Algunas adaptaciones de las plantas xerófilas son fisiológicas, como las que han conseguido reducir la transpiración a través de la cutícula o bien cierran los estomas cuando el calor es excesivo para así evitar las pérdidas masivas de agua. Existe un metabolismo especial llamado CAM que es típico de las suculentas, aunque no todas lo tienen. CAM son las siglas en inglés de Metabolismo Ácido de las Crasuláceas. Este nombre se le dio porque se descubrió en una crasulácea, pero las cactáceas y muchas otras plantas también lo tienen. Resumiendo al máximo, lo que consiguen con ese metabolismo es acumular la energía del sol por el día y terminar de realizar la fotosíntesis por la noche. De esta forma no tienen que abrir los estomas por el día, ahorrando toda el agua que se evaporaría.

También son adaptaciones fisiológicas las de helechos y similares, que pertenecen en un estado latente hasta que llegan las lluvias.

Adaptaciones morfológicas

En otros casos, las adaptaciones son morfológicas y aquí es donde el fenómeno es más observable pues se puede apreciar a simple vista. Muchas plantas xerófilas tienen una morfología característica ya sea en la planta entera o bien en alguna de sus partes. Es común que tengan densas ramillas, hojas cubiertas de ceras o pelillos y espinas para así soportar la extrema exposición solar. De esta forma, generan una zona más fresca y húmeda en el centro de la planta. Otra morfología típica son las plantas de aspecto esférico o de almohadilla que logra los mismos resultados. Por supuesto, aquí se incluye también las hojas y/o tallos hinchados de las suculentas para acumular agua. Otra adaptación muy común es tener hojas esclerófilas (duras) o con forma acicular para reducir la evaporación.

¿Qué te han parecido las plantas xerófilas? Con ellas se pueden construir jardines xerófilos, donde una vez adaptadas las plantas no es necesario regar y toda el agua se aprovecha. Aunque para esos jardines, lo mejor es utilizar plantas autóctonas.